Con un poderoso upercut de derecha, el “Rey de los Gitanos” envío a la lona a un desmadejado Whyte, quien logró reincorporarse, pero, no pudo mantener el equilibrio, lo que provocó que el árbitro Mark Lyson detuviera el combate cuando el cronómetro registraba 2:59 minutos del sexto episodio.
La secuencia pone fin a la larga espera de más de un año de Whyte como su oportunidad obligatoria por el título. Regresó a la posición número uno después de un nocaut en el cuarto asalto impulsado por la venganza de Alexander Povetkin el 27 de marzo pasado en Gibraltar, ocho meses después de sufrir un nocaut en el quinto asalto ante el ruso en agosto de 2020.
“Le prometí a mi encantadora esposa, Paris, que después de la pelea de Wilder, eso sería todo. Sentí que le debía a cada persona aquí en Wembley seguir adelante con esta pelea. Siento que tengo que ser un hombre de palabra y decir que esto es todo”, dijo Fury al finalizar el combate.
“Este es el final del camino para el Rey Gitano”, reiteró.
Sin embargo, al final del combate, apareció en el ring el campeón pesado de la UFC, Francis Ngannou, para promover una posible pelea, con reglas modificadas, para ambos exponentes de deportes de combate diferentes.
Whyte, el rival de Fury, ganó este sábado 7 millones de dólares, y obviamente Ngannou quiere esa pelea.
Con esta victoria, Tyson Fury mejoró su marca a 32 victorias, 23 nocauts, con un empate, mientras que DIllian Whyte estacionó su récord en 28 triunfos, 19 por la vía del “cloroformo puro”, a cambio de tres derrotas.