La Muerte en el ring se quiso lucir,
con guantes de cuero y ansias de herir.
Buscaba rivales, quería pelear,
pues hasta la calaca quería boxear.
El boxeo es pasión, valor y destreza,
decía la Muerte con gran fortaleza.
Pero al lanzar golpes con fuerza mortal,
se encontró rodeada de gente leal.
Campeones y novatos, todos la enfrentaron,
con jabs y ganchos la derrotaron.
La huesuda, atónita, no pudo ganar,
pues el espíritu del boxeo no va a descansar.
Así la Muerte comprendió al final,
que el boxeo es eterno y siempre vital.
Mientras haya un ring y alguien alzar,
ni la misma Parca lo podrá apagar. (MIKE GARCÍA)