+++ “La Guerrera” recientemente ingresada al Salón Internacional de la Fama del Boxeo de Canastota, también celebró a los campeones de la liga infantil Mexica
Jesús López
En el marco del Martes de Café del Consejo Mundial de Boxeo (WBC, por sus siglas en inglés), la ex campeona del mundo fue celebrada por su esposo Cristóbal Mora, y sus hijos, Julio y Cristóbal, que por su parte ganaron el campeonato de su categoría en la Liga de Beisbol Mexica.
En la Liga de Beisbol Mexica, al sur de la Ciudad de México, Ana María Torres celebró con sus compadres, el presidente del Consejo Mundial de Boxeo, Mauricio Sulaimán, su esposa, la señora Christiane Manzur, y toda su familia, su ingreso al Salón de la Fama del Boxeo Internacional, con sede en Canastota, Nueva York.
Para Ana María, este es fue un día inolvidable, pues celebró de manera doble, el campeonato de la liga de béisbol donde participan sus hijos y claro, su reciente inducción. Visiblemente emocionada y ya con el tradicional anillo, Ana compartió con toda su familia y con la prensa especializada lo hermoso de esta experiencia la cual confesó, jamás imaginó cómo era. “Viajé muy contenta, pero sin saber que me esperaba, y realmente me sorprendí, desde nuestra llegada al aeropuerto los fans ya me estaban esperando, me conocían y querían una foto, un autógrafo fue algo maravilloso, sentí tanta emoción, que no pude contener las lágrimas, pues recordé todo lo que tuvimos que pasar para llegar hasta ahí”.
Fueron muchos años de lucha, de subirme al ring y recibir en vez de aplausos, abucheos y gritos de desaprobación; sin embargo, eso no me detuvo ni a mi, ni a mis compañeras, nuestra disciplina, esfuerzo y dedicación nos abrieron las puertas y el reconocimiento” -comentó- En este punto, Ana recordó las palabras de Don José Sulaimán, quien le dijo: el boxeo es una realidad y vamos a apoyarlo. Para Mauricio Sulaimán, presidente del WBC, Ana ha sido una mujer de lucha, de entrega, llena de pasión por el boxeo y fiel a sus ideales que plasmó un nuevo legado, un logro que es la culminación de una exitosa carrera arriba del ring.
Para el máximo dirigente del organismo Ana es un ejemplo de lucha y perseverancia, una mujer apasionada por el deporte y entregada a su familia, quien jamás se ha olvidado de sus raíces y comparte su éxito con sus seres amados.
Agregó que para el WBC es un orgullo ser parte de la historia de esta gran campeona, pero más aún considerarla su amiga, su “comadre”. Visiblemente emocionada Ana agradeció a todos quienes la han acompañado en este viaje por el boxeo, a quienes creyeron en ella y a quienes no también.
“Quiero agradecer a Dios y a mi mamá, quien es a la mujer que más admiro pues si no fuera por ella yo no estaría aquí; ella me llevó al gimnasio y me impulso a ser quién soy”, finalizó.